Wednesday, November 10, 2010

El jefe encarcelado

La apariencia física de Víctor Soto Diéguez no ha cambiado en los últimos tres años. Es el mismo hombre delgado, moreno y de cabello entrecanoso que conocí en el 2007. Un sábado, a finales de febrero, lucía una corbata, tenía una oficina al fondo de una galera donde antes funcionaba una aduana y algunos papeles sobre el que era el principal escritorio de la División de Investigaciones Criminales de la Policía guatemalteca (DINC). Él era el jefe.
Su oficina estaba en el ojo del huracán. Apenas habían pasado dos días de la captura de cuatro de sus subalternos por ser los sospechosos del asesinato de tres diputados del Parlamento Centroamericano y su motorista. "Ellos traicionaron mi confianza", me dijo en una escueta entrevista que concedió en su oficina. Hablaba con la certeza de un hombre que calla lo que sabe y me pidió estar atento al caso: "Pronto tendrá noticias".
Y las noticias crecieron como hongos de invierno ese mismo mes. El subinspector Marvin Roberto Contreras Natareno también fue implicado en el crimen y los cuatro policías capturados fueron asesinados en una cárcel de máxima seguridad. Ayer, Soto Diéguez declaró ante un tribunal. Vestía un jeans, una chaqueta negra y unas botas café. Dijo que un informante le dio la primer pista que concluyó con las capturas de los policías: la placa del vehículo que interceptó a los diputados.
Al final de su declaración, apartó la pequeña silla negra, pero en lugar de salir de la sala de audiencia como todos los testigos, un policía se le acercó y le esposó las manos. El ex comisario salió de la sala y rechazó cualquier vinculación en el crimen de los parlamentarios. Antes de subir al ascensor lanzó una mirada hacia atras, con los ojos llorosos -quizás por los destellos de las cámaras fotográficas-, como un hombre que tiene la certeza que sabe lo que calla... Y se lo llevaron a una prisión, donde espera ser enjuiciado por la ejecución extrajudicial de unos reos en la cárcel de Pavón.


Saturday, November 06, 2010

Encuentro con la dama del misterio

Hay nombres fáciles de memorizar. Agatha Christie fue, para mí, uno de ellos. Desde que aquel profesor de literatura nos habló de la novela policíaca y de "Crimen en el expreso de oriente", el nombre de la escritora inglesa quedó marcado en mi memoria. Empero, por esos extraños designios del destino, tuvieron que pasar casi 14 años desde aquella clase de bachillerato para que uno de sus libros llegara a mis manos. Ese fue: Pasajero para Frankfurt.

Quizás eran mis expectativas, quizás todos esos buenos comentarios que orbitan sobre la obra de Agatha Christie, la dama del misterio, pero el inicio de esa obra me desilusionó: Mientras está en un aeropuerto de Alemania, un diplomático inglés, Sir Stafford Nye, acepta entregarle su pasaporte y su capa de bandolero que compró en Córcega a una mujer desconocida que alega que su vida corre peligro. La mujer  suplanta la identidad del diplomático y viaja.
Claro que es ficción, pero el inicio me pareció frívolo, predecible. Luego, la historia sumerge a Sir Stafford Nye en la lucha contra una organización mundial que fomenta la violencia de los jóvenes y que ha encontrado en un nuevo líder, el joven Sigfrido, el pañuelo para desempolvar las ideas de la superioridad de una raza, tal como lo reivindicaba Adolfo Hitler.
La obra fue escrita en la década de los 70 y, deja a flor de letra, los fantasmas de la segunda guerra mundial que oteaban con esa fiebre de la guerra fría: la obsesión de las investigaciones científicas para dominar, para controlar la voluntad, el espíritu de los seres humanos. Funcionalismo puro. Pese a mi desencanto con el inicio de la obra, debo reconocer un estilo ágil en el inicio de algunos capítulos, intercaladas buenas descripciones. Aquí unos ejemplos:
-En el gabinete de la casa que lleva el número 10, en Downing Streat, se encontraba el primer ministro, Cedric, sentado a la cabecera de la mesa...
- De aspecto sólido, compacto, aquel individuo reflexivo acarreaba sentido común a todas las asambleas en que tomaba parte. No producía la sensación de ser un hombre brillante y esto era ya un elemento tranquilizador...

Thursday, November 04, 2010

Los secretos de la montaña

Él viste una camisa manga larga, oscura con delgadas rayas blancas. Pantalón gris oscuro, zapatos y calcetines negros. Vivía en la aldea La Montaña, en Guatemala. Es moreno, flaco, de voz chillona que sus palabras casi son gritos cuando se acerca al micrófono.
-No tenemos problemas de audición, le aclara una jueza.
-Perdón señoría.
Y sigue hablando, declarando, reiterando su inocencia. Es Carlos Alberto Gutiérrez Arévalo, procesado por el crimen de tres diputados salvadoreños del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) y su motorista, el 19 de febrero de 2007. El Ministerio Público asegura que ese día, desde el telefóno 55276421, se comunicó varias veces con el ex diputado Manuel Castillo Medrano, Vanner Adílcar Morales, Mario Javier y Waldemar Lemus Escobar, supuestos integrantes de una banda de narcotraficantes que operaba en Jalpatagua.
"Todas las llamadas que aparecen a ese número yo no las voy a negar porque era mi número, no las voy a negar porque no le he hecho daño a nadie". Dice que las llamadas eran por motivos profesionales: con el ex diputado Castillo porque trabajó como técnico de la bancada Unión Nacional por la Esperanza (UNE) y con los hermanos Lemus Escobar porque les vendió un vehículo Mercedes Benz. Su autolote estaba en "un callejoncito", en la 13 calle de la Zona Uno.
Ese reduccionismo no convence al fiscal Edwin Marroquín. "Existe un fenómeno importante que durante enero o febrero las llamadas con estas personas de Jalpatagua son una o tres llamadas por día, pero el 19 de febrero de 2007 son múltiples llamadas telfónicas, por ejemplo a las 9:05, 9:08, 9:15, 10:15, 10:35, 11:40 y así... se nota que la comunicación es más constante". Esa constacia, dice el fiscal, era por el crimen de los diputados.
Gutiérrez Arévalo estaba identificado en la agenda telefónica del diputado Castillo como "Montaña 3". Él realizó llamadas a El Salvador, pero de nuevo justifica: era para contactar a una artista, Karlita Rico, para que participara en un jaripeo para las fiestas en su aldea.
-¿Estuvo en El Salvador?
-Sí, en Ahuachapán.
Aclara, empero, que su visita fue al hospital de esa ciudad porque su esposa dio a luz en ese nosocomio. El fiscal, de nuevo, promete botar esa coartada: alega que en los próximos días presentará testigos que lo comprometen con el delito. Eso tal vez sea en un futuro porque hoy "Montaña 3" no se salió del libreto: lo que para uno son indicios de su participación en el crimen, para él se reduce a cuestiones de trabajo. Terminó de declarar, lo volvieron a esposar y regresó a su celda, a un costado de la sala.

Wednesday, November 03, 2010

Reencuentro con Calamaro

Madrid era una ciudad de edificios rutilantes, calles anchas con tráfico pesado y aceras bien limpias por las que deambulaban cientos y cientos de personas. Era finales de enero de 2008, yo vivía en un pequeño apartamento por la estación Argüelles, cerca de la calle de La Princesa. Eran los días en que la música y los libros eran el bálsamo para aliviar las sensaciones de soledad y extrañeza como las que siente un niño cuando acude a su primer día de clases.
Lo primero que hice fue comprarme un reproductor musical y un amigo colombiano se encargó de saturarlo con canciones. Ahí comenzó mi adicción por la música del cantante argentino Andrés Calamaro. Tuyo siempre, Minibar, Mi enfermedad, Sin documentos eran las rolas que más se repetían cuando deambulaba por las librerías, por los centros comerciales, por las aceras inundadas con un mar de gente.
En mayo de ese año, Calamaro llegó a la provincia de Granada, en Andalucía, y yo también. El artista tuvo una presentación, pero mi maltrecha situación económica solo se ajustó para visitar la Alhambra, una de las obras maestras del mundo árabe. Regresé a Madrid con menos euros y con más desencanto por mi inasistencia forzada al concierto.
Pasaron los días y pasaron los años. Regresé a El Salvador y el sinsabor quedó como una anécdota. Dos años después de mi descubrimiento por el gusto calamariano, el 19 de octubre de 2010, llegué por motivos laborales a una ciudad menos extraña: Guatemala. Cuando el bus entró a la capital chapina, por el boulevard de Los Próceres, no pude evitar una sonrisa cuando vi los muppys con una silueta negra y ese apellido de ocho letras que anunciaba su próximo concierto: Calamaro, on the rock.
La cita era en la Ermita de la Santa Cruz, en Antigua Guatemala, unos 40 kilómetros fuera de la capital. Ese domingo hacía calor. Abordé un bus verde, pagué ocho quetzales -casi un dólar- y una hora más tarde ya estaba buscando hostal en esa ciudad que es patrimonio de la humanidad desde 1979. Era la tercera vez que visitaba "antigua", no obstante, volví a recorrer sus calles empedradas, a descansar en sus parques, a sorprenderme con su espléndida arquitectura colonial.
Y llegó la noche y llegó el concierto. Caminé hacia las afueras de la ciudad y me encontré con la fachada de un templo antiguo que se iluminaba de verde, de azul, de rosado, según las luces. Al pie de la ermita estaba un pequeño escenario al que salió el argentino casi a las nueve de la noche. El público del área de mesas se paró en las sillas, los que estaban en las gradas, como en un teatro griego, también se pusieron de pie y, con mano alzada, cantaban sus canciones, o bebían cervezas, o fumaban marihuana.
Cantó Mil horas, Tuyo siempre y hasta Woman no cry, de Bob Marley. Calamaro omitió Minibar, la canción que me identifica con Madrid, pero el artista se gastó un conciertazo. Hay música que es un bálsamo para las heridas, pero que también es un acelerador de la irreverencia, de la creatividad, del arte. La de Calamaro, definitivamente, tiene de los dos componentes... Así fue mi reencuentro con Calamaro, en una ciudad menos extraña, con una buena compañía que no dejó espacios para la soledad.

Friday, October 29, 2010

Un día frío y gris en Atitlán

Sábado 23 de octubre. El bus llegó a la cima de una de las montañas que bordea el lago Atitlán a la media tarde. Hacía frío y el cielo gris parecía confundirse con las aguas que descansaban al fondo, en un valle, como una lámina de acero fundida. El bus de la empresa Transportes Rebulí siguió descendiendo sobre una calle asfaltada y angosta que serpenteaba entre derrumbes y una exuberante vegetación. Unos 30 minutos después llegó a Panajachel, un pintoresco pueblo de Guatemala. Hostales a uno y otro lado de la calle principal, ventas de artesanías y muchas mototaxis eran la estampa inicial.
A unos 200 metros de la entrada principal estaba un desvío, una calle empedrada que terminaba en una acera pavimentada. Habían más venta de artesanías, de hamacas, de pelotas, de camisas con mensajes joviales: "Todos los días me levanto guapo, pero hoy exageré. Guatemala". Caminé hacia un pequeño embarcadero, y aquellas aguas que en la distancia se divisaban grises, en la cercanía tenían un tono azul verdoso. El cielo seguía nublado.

La aventura había comenzado a las once de la mañana. Una amiga guatemalteca me recomendó que llegara temprano a la terminal -en la calle 21 de la zona uno- para asegurar un asiento porque era posible que muchos lugareños regresaran de la capital a la ciudad de Solalá. Imaginé la terminal como un predio con muchos buses, con vendedores ambulantes y mucha gente esperando la salida del bus; sin embargo, me encontré con un pequeño predio en el que estaban tres buses estacionados, al lado de un portón negro estaba un guardia de seguridad privada moreno y sonriente. Yo era el único pasajero.
A medida que el bus se adentraba al interior guatemalteco se fueron subiendo más y más pasajeros, en su mayoría, vestidos con ropa autóctona. La joven que se sentó a mi lado era morena, cabello liso, unos profundos ojos negros y comía jocotes. También viajaba a Panajachel y, con su familia, llevaba unos enormes bultos afianzados en la parrilla del bus. Fueron tres horas de viaje y faltaba poco para que el sol se perdiera en el horizonte.
Esa noche, la llamada de la cama pudo más que la llamada de la discoteca. Fue hasta el siguiente día que abordé una lancha, "Torbellino", rumbo a San Pedro de La Laguna. Un pueblo pequeño con mucha identidad: se habla español, se habla Tz´utujil. Me sorprendió la comodidad del hospedaje, 20 quetzales por noche, en habitación sencilla (2.50 dólares). Más venta de artesanías, más discotecas, más bares y más parajes para admirar el lago. En el pequeño poblado, rodeado de cafetales, se levanta una iglesia cuya atalaya se divisa desde la lejanía. Pese al nombre católico del municipio, la principal edificación religiosa es una iglesia bautista. Esa noche unos nubarrones negros ocultaron la luna y, al siguiente día, lloviznó. Sin embargo, el gris del lago y el cielo no opacaban la belleza del paisaje...


Thursday, October 21, 2010

Asì iniciò el juicio de los diputados del PARLACEN...

8:35 AM. El centenar de policías está apostado a la entrada, cerca del detector de metales. Unos vestidos de azul, otros de negro. Adentro, en ese edificio de torre de tribunales, en Guatemala, está una celda de metal, con barillas que forman pequeños rombos y, al frente, una vidriera. Adentro están nueve personas procesadas por el crimen de tres diputados salvadoreños del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) y su motorista. 

9:02 AM. La voz pierde su dulzura cuando otea en los términos jurídicos. "Damos inicio a la presente audiencia". La sala cuadrada, a media iluminación, está llena. Minutos después me enteré que son peritos y testigos. El tribunal les asigna el día en que rendirán su declaración. Todos se retiran. La sala quedó un poco vacía. El calendario de declaraciones està listo hasta el cuatro de noviembre.

9:40 AM. El ex diputado Manuel Castillo, acusado de ser el autor intelectual de los crímenes, es llamado a declarar. Se declara inocente y acusa a una estructura delictiva enquistada en la Policìa Nacional Civil y el Ministerio de Gobernaciòn de Guatemala. La Fiscalía retoma un aburrido interrogatorio que se interrumpió con risas hasta la media tarde:
-¿En qué vehículo se conduce ahora?, pregunta el fiscal Edwin Marroquín.
El dueño de una camioneta Toyota, el mismo al que los medios de comunicación vinculaban con una lujosa Hummer que perteneció al cantante Luis Miguel, y que tiene dos propiedades en Jutiapa responde sereno:
-En una patrulla de la policía.
Todos ríen. La juez reprende al público. A las tres de la tarde, los interrogatorios aburridos regresan a la sala. Antes de salir de la sala, Castillo Medrano se sentò en uno de los asientos del pùblico y una pregunta sobre el diputado Horacio Rìos parece molestarle...
-¿Conoce al diputado Rìos?
-Usted pregunta como el Ministerio Pùblico...

Wednesday, October 20, 2010

"Manolillo" no existe

Me lo dijo en Guatemala una periodista de Prensa Libre. Primero fue como una aclaración, luego como un comentario sarcástico por la reiteración del error en varios medios de comunicación de El Salvador. "Manolillo" no es igual que "Manolito". Para bien o para mal, la prensa local siguió llamando "Manolillo" al ex diputado independiente Manuel Castillo Medrano, un alias que -no acorde con la realidad- sonaba extraño para los periodistas del vecino país.
La primera vez que ví a Castillo Medrano habían varias grabadoras y cámaras acechándolo. Fue en agosto del 2007, a la salida del Parlamento guatemalteco, cuando él reiteraba su compromiso en la lucha contra la corrupción -recién había votado a favor de la Comisión Internacional contra la Impunidad (CICIG)-, pero los periodistas estaban más interesados en preguntarle por qué llamó telefónicamente a un policía, Jeiner Ercides Barillas, procesado por el crimen de tres diputados salvadoreños del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) y su motorista.
La segunda vez que ví a Castillo Medrano ya no era diputado, pero las cámaras y las grabadoras seguían acechándolo. Fue en agosto del 2008. Estaba esposado, con un casco negro, un chaleco antibalas y rodeado de policías. Un fiscal guatemalteco lo acusaba de ser el autor intelectual del asesinato de Eduardo D'Aubuisson, William Pichinte y Ramón González, legisladores regionales por el partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).

Mañana veré a Castillo Medrano por tercera vez. El hombre que intentó crear un banco, que formó su propio movimiento político para ganar una alcaldía y que, entre sus lujos, hasta le compró un vehículo al cantante Luis Miguel será enjuiciado por asesinato y, de nuevo, habrá varias grabadoras y cámaras acechándolo. Mañana, es casi seguro, que aquella periodista que vive en un apartamento de la zona dos me recordará que "Manolillo" no es "Manolito"...


Tuesday, October 19, 2010

Guarjila sin Jon Cortina

Hace más de un año y medio pasé por esta calle polvosa. Ese día caluroso de marzo regresaba del río Sumpul y no me quedó tiempo para visitar Guarjila. El domingo 17 de octubre regresé a esa zona y me encontré con el mismo calor del verano, con las mismas casas enclavadas en los agrestes cerros chalatecos y con las mismas ganas de conocer un poco de su historia. A esta comunidad le dieron vida las personas que llegaron desde Mesa Grande, Honduras, en 1987. Su nacimiento y crecimiento estuvo marcado por el dolor -la guerra-, pero también por la esperanza que ellos siguen atribuyendo a un líder omnipresente: el jesuita Jon Cortina.
Cortina murió un 12 de diciembre de 2005, pero en Guarjila parece estar más vivo que nunca. Su nombre aquí en una pared, cerca del principal redondel del cantón; su rostro pintado allá en la improvisada iglesia, atrás del parque. Una casa museo para honrar su memoria, unas camisetas negras con su silueta, un libro. El jesuita es, además, motivo de orgullo y conversación tanto para quienes le conocieron como para quienes solo escucharon sobre la grandeza de su vida. "Para nosotros era como un padre", dice Francisca Cruz, una de las personas que repobló ese lugar durante los días tristes del conflicto armado. "Dicen que era muy buena persona, hizo muchos proyectos para la comunidad", apunta Catalina Ávalos, quien recién comienza sus estudios en idioma inglés en una universidad privada.
Lo de Guarjila y Cortina parece uno de esos matrimonios que resiste el paso del tiempo. Están enlazados, amalgamados, unidos por aquella teología que hablaba de la opción preferencial por los pobres y que metió en problemas con el status quo a religiosos como el sacerdote Rutilio Grande y monseñor Oscar Arnulfo Romero. Cortina les admiraba. En la casa museo dicen que el jesuita tenía un tesoro, una caja de madera, en la que guardaba algo que ni sus mejores amigos sabían de qué se trataba. Tras su muerte, en aquella pequeña casa de tres cuartos, plantada al lado de un maltrecho camino y que tiene una espléndida vista panóramica al cielo azul y los cerros, encontraron una estola que usaba Rutilio Grande. El tesoro de Jon Cortina es, ahora, el tesoro de Guarjila...



Friday, October 08, 2010

Dulzura salvadoreña

Sí, sí, lo confieso. Sentí un extraño rubor, una culpabilidad de desconocer lo propio. Escuché esta canción en la radio alguna vez, pero desconocía que eran artistas salvadoreños. Fue hasta ayer por la noche, cuando sentado en el anfiteatro de la ex feria internacional, sentí esas dos sensaciones antagónicas: culpa y orgullo. Culpa por desconocer el talento musical que hay en mi país, orgullo porque en esta minucia planetaria hay talento. Se hacen llamar XDFive Ft Rex & Dj Emsy. No han tenido una gran cobertura mediática, ni realy show como otros, pero estoy seguro que su ingenio les hará llegar lejos, aún sin el apoyo de los grandes medios de comunicación.

Thursday, October 07, 2010

Sin cabeza y sin ritmo

Mi amiga ecuatoriana me vendió muy bien el dulce de la curiosidad: una crónica, aderezada de ensayo y apuntes autobiográficos que retratan el cenit de la violencia del narcotráfico, en México. Sicarios aquí, cocaína allá. Corrupción tan surrealista como la brujería. Decapitados, impunidad. ¿Cómo resistir a una lectura que promete escudriñar desde diferentes aristas el gesto supremo de la atrocidad?.
Quizás, por eso, pensé que "El hombre sin cabeza" era un libro para leer sin descansos, de esos que te atrapan desde la primera hasta la última línea. Y aunque Sergio González Rodríguez logra algunas buenas pinceladas para describir y alternar los paisajes mexicanos con el mundillo de los carteles de la droga, creo que al texto le falta ritmo, orden y personajes para dirigir la mirada.
La contraportada -y mi amiga- reivindican la obra como una pieza periodística. Lamento, de nuevo, estimada Gaby, decir que al escrito le falta una pizca del condimento de este oficio: el rigor de las fuentes. ¿Acaso se necesita de una fuente anónima para decir que el problema se resuelve con el cumplimiento de la ley?. Yo creo que no... ¿o estoy perdiendo la cabeza?.

Thursday, September 23, 2010

Manyula se murió de amor...

A la dama de piel cenicienta la mató el amor. Los apocalípticos que vieron el cielo de elefantes también juran que, durante los últimos 711 días, ella sacrificaba una parte de su almuerzo y guardaba una sandía esperando la visita de la pasión, del desenfreno, de la ternura. Pero desde aquel 10 de octubre de 2008, Manyula no volvió a tener noticias de su prometido, menos del señor que la embaucó en esa esperanza de amor  http://especiales.laprensagrafica.com/2010/manyula/?p=12
La mayoría olvidó la oferta, menos la agraviada, la que tenía memoria de elefante. Entonces comenzó a morirse de verdad porque Manyula había comenzado a morirse antes. Mucho antes de su sepelio. La dama de la piel cenicienta se moría cada mañana, todos los días, cuando los motoristas de la ruta 2 y 10 se mencionaban a su madrecita con la bocina de los buses. Taxistas, microbuseros y conductores particulares también sabían una que otra partitura en esa sinfonía.
Y el bullicio no era cuestión de morirse solo a una hora. A media mañana, a media tarde, los recreos de los vecinos -el Instituto General Manuel José Arce y la Escuela República de Brasil- también eran motivo de interrumpir la siesta. Y qué decir de los pandilleros, los que estaban allá por la gasolinera Texaco y el mercado Modelo, quienes en más de una vez demostraron sus habilidades de pelea frente a la residencia verde de la señorita Manyula. Del Acehualte, mejor ni hablemos.
En una selva así es mejor morirse de una sola vez. Rápido. ¿Para qué vivir muriéndose? Entonces, estimada dama de piel gris, ayer que te ví en esa fosa con flores, con frutas y sin novio recordé la frase lapidaria de Borgues, el ciego de oro: "no nos une el amor sino el espanto".

Thursday, September 16, 2010

Éxodo de madrugada III

Ayer que caminaste descalza sobre el agua,
sobre el asfalto,
nos olvidamos de gastar esfuerzos en olvidarnos.
Volvimos a disfrutar la sorpresa ordinaria de la madrugada,
con papalotes blancos
que deambulaban entre la librera y la ventana.

Wednesday, September 01, 2010

La lección de Kapuschinski

Son como la antípoda del sedentarismo. Hacen lo que les gusta y, creo, en su desdén por los paradigmas terminan convirtiéndose en eso, en paradigma. Uno es Heródoto, el otro es Kapuschinski. Uno es griego, el otro es polaco. Uno es antiguo, el otro es contemporáneo. Los encontré en un libro, viajando de Persia a Egipto, de Polonia a China, de Grecia a Etiopía, de el Congo a Argelia. Hablamos, en fin, de nómadas de pura cepa.
La obra: "Viajes con Heródoto". El autor: Ryzard Kapuschinski. El periodista polaco intercala apuntes de sus coberturas en Asia y África con textos del primer historiador de la humanidad, Heródoto. A ellos los encontré en un mar de libros. Una tarde-noche de octubre de 2009, fui con Óscar Escamilla, periodista colombiano y corresponsal de ANSA, a una feria del libro, en una de las ciudades más pobladas del mundo: México DF.
El Zócalo es la plaza principal de la capital mexicana. Una enorme bandera tricolor a un lado y, al fondo, la fachada de la catedral se levantaban sobre un océano de toldos blancos, bajo los cuales se podían encontrar miles de libros. Desde la biografía de Shafick Handal, los clásicos de la literatura, diccionarios, hasta libros de cocina. Imposible mirar todo, imposible recorrer el lugar en un par de horas.
Como un adicto desesperado, regresé al lugar al siguiente día, un sábado. Ahí encontré a Kapuschinski. "Nunca han abundado las personas que durante años se dedicasen a recorrer el mundo de punta a punta por su propia voluntad, sin imposición alguna, con el único fin de conocerlo, estudiarlo y comprenderlo, para, luego además, describirlo todo".
¿Cómo describir el mundo?. No hay una respuesta, no hay fórmula. Una parte de la respuesta solo la proporciona el propio camino. Y para eso, supongo, cada mañana a la salida del sol, incansablemente, como lo hace Heródoto, cómo lo hace Kapuschiski, hay que reanudar el viaje. Caminar, simplemente caminar...

Friday, August 13, 2010

Sencilla y frágil

Como la negación de un beso,
como las respuestas sin preguntas
que dejan huérfana una ilusión,
mientras en esta habitación el frío de la oscuridad me azota...
Como el cambio repentino de tus deseos,
como el laberinto de las palabras nunca dichas,
nunca pronunciadas,
mientras la esperanza es un tropiezo en este camino...
Y amanece con la químera de cómo sería una madrugada a tu lado.

Friday, July 09, 2010

Ventana 406

Al fondo del local 406 está una silla grande en un espacio chiquito. Hay una ventana y algo que arbitrariamente me gusta llamar confesionario. Mi madre le llama oficina. Una nueva oficina, después del éxodo de Santa Elena. Decir que ese desórden de papeles, ese teléfono negro desnutrido y ese estante en espera de libros es mi oficina me parece un exceso. Prefiero, arbitrariamente, llamarla refugio atómico, escondite inglés, desorden que no se desvive por el orden. En fin, se trata de un espacio similar al que ha consumido mis últimos siete años laborales, la diferencia -por ahora- es la ventana. Esa ventana desde donde se puede mirar una parte de la Zona Rosa y que me recuerda una rola de los Fabulosos Cadillacs: Desde mi ventana veo el sol salir, el tiempo ha pasado como un rayo y yo sigo estando aquí, no tan lejos como donde estuve ayer...

Sunday, June 27, 2010

El último zarpazo de las pandillas

Cuatro fueron los pandilleros que abordaron el microbús de la ruta 47, casi a las 7:30 de la noche de aquel domingo 20 de junio. Uno llevaba combustible en unos envases como de jugo, los otros tres iban armados con una escopeta Maverick, calibre 12; una pistola y un revólver Smith & Wesson.
La Fiscalía reveló ayer el nombre de dos de los cuatro individuos que desviaron la unidad MB 1989 hacia la calle Roma, en Mejicanos: Juan Antonio Borja Alvarado y Wilber G., un menor de 16 años. Los otros dos no han sido identificados y el jefe fiscal contra el crimen organizado, Rodolfo Delgado, se limitó a señalar que uno de ellos era el líder de una pandilla. Es prófugo.
Cuando el microbús paró cerca de una tienda sin nombre, en la colonia Polanco, los tres pandilleros armados dispararon contra el cobrador Juan Alberto Erazo y el motorista Juan Mercedes Martínez. Luego intimidaron con sus armas a una treintena de pasajeros, mientras que el líder prófugo roció de combustible el interior de la unidad.
Y cerró la puerta. Y quiso encender un fósforo, pero no pudo. Fue hasta el segundo intento que las llamas y el humo comenzaron a extenderse, lo que terminó con la vida de 14 personas. “Algunos logran salir prendidos en llamas, el resto de las personas quedan atrapadas en la parte posterior y en el frente del microbús”, relató Delgado. Ese domingo en la noche, 16 personas se salvaron de las llamas, pero en menos de una semana las graves quemaduras provocaron la muerte de otras dos víctimas.
Cuando las llamas consumían la unidad, dos pandilleros más –no identificados hasta el momento– salieron de un pasaje de la colonia Polanco y dispararon unas 14 veces contra el microbús.
Ellos usaron un arma de fuego Glock, calibre 40 milímetros; y una CZ, 9 milímetros. Luego huyeron hacia el lugar donde había iniciado la tragedia: la casa comunal de la colonia Jardín.
Al velorio de Óscar Armando Alvarado Ángel llegaron muchos pandilleros, uno de ellos Eduardo Enrique Rosales Mendoza. El sábado 19 de junio, mientras el ataúd estaba dentro de la casa comunal, a los jóvenes no les quedaba duda de que el crimen fue cometido por una pandilla rival y había que tomar venganza.
Rosales Mendoza y cuatro pandilleros más salieron de la casa comunal, se dirigieron hacia la zona donde están los columpios y acordaron atentar contra la ruta 47. El motivo, dice el fiscal Delgado, “aducen que en dicha ruta trabajan pandilleros o personas que tienen afinidad con pandilleros” rivales.
El líder prófugo se encargó de conseguir las tres armas y pocas horas después estaban haciendo una señal de alto al microbús M 1989. ¿Estaba planificado desde el principio quemar la unidad con todos los pasajeros?
Los fiscales responden que no. También descartan que alguno de los pasajeros se haya resistido al atraco: “Fue una decisión de segundos (no permitir la salida de los usuarios), fue adoptada en ese momento porque inicialmente se hablaba de interceptar un microbús y posteriormente atentar contra la vida del motorista y el cobrador”.
La Fiscalía aseguró que cuatro prófugos más participaron en la ejecución del hecho. Luego de incendiar y disparar contra el microbús repleto de pasajeros, huyeron hacia la casa comunal para intentar ocultar las armas implicadas en el hecho.
Rosales Mendoza, quien estuvo en el velorio y en la planificación del crimen, recibió la Glock, 40 milímetros, y la CZ, 9 milímetros. Las otras tres armas se le entregaron a dos personas que “normalmente” colaboraban con el grupo delictivo: Georgina Emperatriz Barbero y su hijo Rafael Antonio García Barbero.
Habían salido de prisión el viernes 18 de junio. La Policía de Mejicanos los había capturado por agrupaciones ilícitas, pero pocas horas después Wilber G. y Juan Antonio Borja Alvarado ya estaban de nuevo en las andanzas de la criminalidad.
Ellos y Juan Enrique Rosales Mendoza son los únicos tres capturados por relación directa con la masacre. Los primeros dos ejecutaron el hecho, mientras que el otro participó en la reunión de planificación. Los otros dos capturados, a quienes el Juzgado de Paz de Mejicanos ya les confirmó la detención por la tenencia de la escopeta Maverick, calibre 40 milímetros, la pistola y el revólver Smith & Weson, se les reprochará el lunes complicidad en los homicidios.
“Ellos van a ser procesados por 16 homicidios consumados, 14 homicidios en grado de tentativa, por daños agravados en el microbús, agrupaciones ilícitas. He pedido que en este caso fundamentemos bien las agravantes para el homicidio agravado y estemos pidiendo la pena máxima”, dijo el fiscal general, Romeo Benjamín Barahona.
Según la aritmética fiscal, cinco pandilleros participaron en la planificación –solo Rosales Mendoza está detenido–; otros cuatro incendiaron el microbús –únicamente Wilber G. y Borja Alvarado están tras las rejas–; y dos más no identificados dispararon contra la unidad en llamas.
El menor Wilber G. enfrentó ayer una audiencia en el Juzgado Tercero de Menores de San Salvador. Él fue arrestado el 21 de junio a las 3 de la mañana en una casa de Cuscatancingo y ayer esa instancia judicial confirmó su internamiento provisional por 90 días.
Rosales Mendoza enfrentó una audiencia en el Juzgado de Paz de Cuscatancingo por resistencia y tenencia ilegal de armas. Los dos miembros de la familia Barbero también enfrentaron audiencia en Mejicanos. El lunes, a ellos los espera un juez especializado, por la masacre.

Thursday, June 24, 2010

Despedida dos días después

A decir verdad,
como lo dijo Dalton,
yo era el único súbdito que le quedaba a tu locura.

Friday, June 11, 2010

Contra los payasos impostores...

La historia comenzó en un autobus de la ruta 79 que recorre de Santa Tecla a uno de los cantones más industrializados y violentos de El Salvador: Lourdes, en Colón. Dos tipos vestidos como payasos abordan la unidad y disparan contra el pasajero Luis Enrique Ramírez. Él muere, al igual que otros once salvadoreños que son asesinados a diario.
Los del gremio de la risa -los que de verdad se suben a cantar, a contar chistes- decidieron manifestarse por una de las principales calles de la capital. Ahí iba Chimbombín, y Toky Toky, y otro centenar de rostros pintados que entre risas, aplausos y música decidieron ponerse cosa seria contra eso de la violencia y pidieron que no se les califique como delincuentes.

Friday, May 28, 2010

Lunes fue, lunes será...

Agradecido te saludo poesía
sigues brillando
junto a mi corazón que no te ha traicionado nunca...
(Roque Dalton)

Wednesday, May 19, 2010

Agradecimiento por la ceguera... (LFC)


¿En qué mar me vas a hundir?
¿Bajo que cielo yacerán mis huesos?
¿Cómo decirte que no?
¿Cómo luchar con tus ojos de ángel?
Rompiste el espejo, es verdad,
cortaste contacto con la ciudad,
tiempo infinito y pasión,
esperando resurección...




Wednesday, May 12, 2010

Miramundo mira la violencia (...y calla)

El pasaje E de la lotificación Miramundo, en Apopa, es un empinado y maltrecho callejón donde está una humilde casa de ladrillos y láminas, lugar donde el martes por la noche se cometió la séptima masacre del 2010: cuatro mujeres -dos adultas y dos menores de edad- fueron asesinadas.
Los cadáveres de Laura Argueta, de 40 años; de Marisol y Kely, de 14 y 13 años, -hijas de Laura-; y de Fátima González, estaban sobre dos camas. En el cuarto habían cuatro casquillos de un arma calibre 9 milímetros y una niña de dos años que sobrevivió y pasó 10 horas junto a su fallecida madre.
Apopa es uno de los 20 municipios más violentos de El Salvador. Una ciudad de contraste entre la pobreza y el aparente desarrollo. La lotificación Miramundo es un laberinto de calles, unas adoquinas y agrietadas, otras polvosas y maltrechas como retratando la penuria. Por paradoja, el puñado de casas está cerca del principal símbolo comercial de la ciudad: Pericentro Apopa, donde hay vitrinas, donde hay tiendas, donde está una gasolinera y una carretera de cuatro carriles que no da abasto para el tráfico.
A la lotificación Miramundo no llega el bullicio de la ciudad. No hay grafitis, pero la zona es controlada por una pandilla. Es, quizás, por esa razón que sus pobladores evitan referirse al crimen. "Anoche no estuve aquí", responde un hombre de piel blanca, quien vive tres casas arriba del lugar donde fueron asesinadas las cuatro mujeres, en ese maltrecho y empinado callejón de Apopa.

Monday, May 10, 2010

El vendedor de rosas

Cuando subí al microbús de la ruta 44, cerca de metrocentro, él ya estaba sentado en primera fila con un ramo de rosas rojas. Cuando caminó por el pasillo dejó ver su cabello bien recortado, su piel blanca y su flaca silueta de un niño como de nueve años. !A dólar!, !A dólar!, para su madrecita... Insistía y nadie le compraba.
Entonces se sentó justo atrás del motorista a ver con fascinanción las maniobras esquizofrénicas del hombre moreno, de bigote, tras el volante. Cuando el microbús paró en el plan de La Laguna, cambió el discurso de marketing y logró su primer venta.
- Comprame una rosa, le dijo al controlador de la ruta.
- "La chillona" (el motorista) es igual que yo: no tiene mamá. Le digo que me compre la rosa y que la tengo solo como recuerdo, pero no quiere.
El hombre esbozó una sonrisa, le dio cuatro monedas y se llevó una rosa.

Sunday, May 09, 2010

Lo dijo así...

La noche de la fiesta de mayo te busqué por cinco minutos.
Después de la lluvia, bailabas.
Dijiste algo sobre el destino,
reclamaste por las llamadas no contestadas,
por la falta de cortesía cuando sentí el peso del mundo que nos miraba.
Después de la lluvia, bailamos.
Dijiste que solo lo dirías tres veces,
que el orgullo nos separa,
que ya me conoces un poco.
Cuando la fiesta de la noche de mayo terminó,
yo amanecí sin ti.

Tuesday, May 04, 2010

Los negocios desconocidos del mensajero

Fue un encuentro frívolo, obligado, inevitable. Andy entró a la sala de audiencia sin parafernalia y sin mirar a su jefe. Tomó el micrófono y balbuceó su nombre, mirando hacia su costado izquierdo -donde estaban los jueces-; nunca hacia el lado derecho -donde un delgaducho anciano, Julio Villatoro, soportaba reproches de estafa y defraudación-.
Andy comenzó a trabajar en la corredora Operaciones Bursátiles de Centroamérica desde 1993. Iba al banco, visitaba clientes, depositaba dinero, cambiaba cheques... hasta que un día la empresa quebró repentinamente y lo llevó a declarar contra su antiguo patrono. Todavía se le ve el nerviosismo del silencio en la cara.
- ¿Quién le emitía los cheques?, le preguntó el fiscal Arturo Magaña.
Andy se llevó las manos al rostro, pasaron varios minutos de silencio y respondió con tres letras: OBC.
Villatoro no solo le dio cheques, también le hizo firmar un libro. Esos documentos eran la escritura de constitución de dos empresas de fachada -Inversiones Rápidas y Exchange Investments-. "Sinceramente no sabía que había firmado, me dí cuenta por los medios que era accionista de esas empresas".
- ¿Ha sido socio fundador?, le preguntó el fiscal.
No
- ¿Pertenece a Exchange Investments?
No
- ¿Ha devengado salarios de esas empresas?
No
- ¿Ha sido convocado a reunión de accionistas?
No... y el monosílabo se siguió repitiendo. Al fiscal le pareció positiva tanta respuesta negativa. Andy siguió respondiendo y, al terminar, se fue sin mirar ni saludar a su ex jefe...

Thursday, April 29, 2010

Catch a fire, dos años después...

Día nublado y especialmente aburrido. El presidente Mauricio Funes llegó tarde, como siempre. Tras un largo discurso en Santa Tecla, en el que la palabra cambio sigue como eje central de su retórica, respondió de todo: de su pleito con el frente, de la delincuencia, de la crisis en los penales, de la elección del registrador.... Cosas de políticos. Todo está, según él, mejorando.
A las tres de la tarde logré escapar de ese laberinto de información. Casualmente, encontré en un rincón del computador el album que un amigo -amante de las farras nocturnas y de los excesos sin cargos de conciencia- me regaló hace dos años. Nunca lo escuché, hasta hoy que sobre San Salvador, sobre esta jungla periodística y de concreto, hay amenaza de lluvia: "No sun will shine in my day today". Marley y The Wailers siguen sonando. Faltan 11 tracks más, mientras tanto, las noticias sobre Funes que sigan esperando...

Friday, April 23, 2010

"Ministro, ¿cuál es su atributo para seguir en el cargo?"

El ministro Manuel Melgar de ayer, intentando impregnar de carisma su llamado a la responsabilidad colectiva ante el problema perseguidor y destructivo de la violencia y la delincuencia, fue el mismo de los últimos 62 días, desde cuando anunció la Política Nacional de Seguridad Pública. Son cinco ejes, dijo el funcionario, y cada uno de nosotros tiene un espacio en la práctica de esta política.
Represión de la violencia primero, prevención social después. Control de las cárceles, programa de atención a las víctimas, reformas legales... Melgar siguió explicando su plan tal como lo ha hecho frente a periodistas, empresarios y diplomáticos. Pero ese viernes de abril, a las 11 de la mañana, quienes lo escuchaban eran los jóvenes de Espacio Centroamérica y Caribe 2010, en San Salvador.
Compartía mesa con el padre Pepe Morataya; con el director de la película “Sin Nombre”, Pablo Bruno; con el ex director de la Policía Mauricio Sandoval; y con el sociólogo mexicano Héctor Castillo, quien logró empatía con los asistentes cuando criticó: “Los políticos hablan de que la juventud es el futuro, sin entender que son el presente”. Hubo aplausos, hubo movimientos de aceptación con la cabeza.
Sandoval habló unos minutos antes. Se abocó a la filosofía gala para decir que la seguridad ciudadana es básica para garantizar otros derechos. Recordé aquella aula universitaria donde un elocuente Dagoberto Gutiérrez hablaba sobre la Revolución Francesa, en 1789, como la reivindicación de los derechos políticos frente al poder absoluto de los monarcas y que, en otras cosas, nos heredó la figura de la Policía.
Finalizada la exposición, Castillo respondió una pregunta del moderador. Luego Morataya se dirigió a Melgar, pero el funcionario pidió escuchar a los jóvenes. Y acaparó la intervención. Una joven de Guatemala le preguntó sobre las muertes extrajudiciales, un joven salvadoreño sobre las leyes pasivas y la falta de un “plan concreto” contra la delincuencia. El ministro respondió con el mismo libreto: “Tenemos un plan de cinco ejes que estamos tratando de dinamizar”.
La tercera pregunta llevaba fuego. “Ministro”, comenzó una estudiante de la Escuela de Jóvenes Talentos en Negocios de la Universidad Dr. José Matías Delgado, “¿cuáles son sus atributos o cualidades para que el presidente lo mantenga en el cargo a pesar...?”
—Uufffff – la onomatopeya de los asistentes interrumpió la pregunta.
—Resolver el problema de la violencia y la delincuencia no es un asunto de una persona. No quisiera hablar de mis atributos, pero las personas que están en el Gabinete son honradas, capaces. Es un cargo de confianza que está a disposición del presidente.
Quizás por las pésimas noticias sobre la seguridad en los últimos días (el asesinato de tres docentes el martes en San Pablo Tacachico, el crimen de la esposa del agregado de INTERPOL, en la embajada de México, ayer) las preguntas sobre la eficacia del plan de seguridad seguían cayendo como gotas insistentes sobre la roca.
—¿Cuál es el plan de su gobierno a largo plazo? –preguntó otro estudiante.
—Estamos trabajando sobre cinco ejes y los voy a repetir – respondió Melgar con firmeza.
—No –dijo una mayoría. —Ya lo sabemos –balbuceó un joven sobre una tarima.
¿Ministro, convenció a los jóvenes?, se le preguntó al finalizar el foro. “Eso hay que preguntárselo a ellos, expuse lo que estamos haciendo. En unos minutos tan rápidos que le dan a uno, difícilmente se puede hablar de todo.”
No habló de todo, pero -según los participantes- de lo poco que habló le faltó una dosis de realismo y otra media parte de mea culpa. “Hubiera sido bueno que aceptara que a la implementación (del plan) todavía le falta resultados”, dijo Estefany Merino, una estudiante de la Universidad Técnológica de El Salvador. “Él lo pone como que el problema se estuviera solucionando cuando los jóvenes vemos que no es así”, opinó Francisco García, de la Universidad Andrés Bello.

Wednesday, April 21, 2010

Los alumnos lloran a sus maestros

El féretro del profesor Tomás Antonio estaba rodeado de flores y tarjetas. "Sentido pésame: de octavo grado A". A su alrededor una desordenada decena de adultos, de jóvenes, de niños intentan ver su rostro. Él tiene los ojos cerrados, como dormido; sus ex alumnos los tienen llorosos, aquejados por la pérdida de un ser querido.
El profesor de inglés e informática, el hijo de la ex alcaldesa -Tomasito, para sus allegados- fue asesinado junto a dos maestras del Centro Escolar El Ángel, hace apenas 48 horas. Un disparo en la cabeza dejó sus cuerpos tendidos sobre las piedras de una la quebrada, entre planicies que en algún tiempo se cubren de cañales, en San Juan Opico.
Frente al lugar de su velación está un parque. En el centro del parque está una iglesia y, a un costado, una concha acústica con listones negros. Es el corazón de San Pablo Tacachico, es -como muchos pueblos de El Salvador- un puñado de casas mixtas, con calles adoquinadas y una extensa zona rural donde falta agua, donde falta luz, donde faltan buenas calles y, por supuesto, donde falta seguridad pública.
Entre lágrimas y voces balbuceando el himno del maestro, Tomás Antonio fue sepultado hoy. Mañana, sin embargo, cuando el ministro de seguridad esté en un edificio con aire acondicionado hablando de los planes contra el crimen, en Tacachico habrá llanto de nuevo: Felipa y Marlene serán sepultadas. A manera de homenaje, los alumnos preparan una biografía de las víctimas y el canto del maestro... las lágrimas llegarán en un momento inesperado.

Tuesday, April 20, 2010

El lado oscuro de El Ángel

Luego de concluir su jornada de trabajo, entre las 5:30 y 6:00 de la tarde del lunes pasado, la directora y dos profesores del centro escolar El Ángel, en la zona rural de San Juan Opico, fueron privados de libertad y, minutos después, asesinados por disparos de un arma nueve milímetros en una quebrada de la hacienda Talcualhuya.
"Por el tipo de terreno, que es un río seco, está siendo un poco difícil la ubicación de la evidencia. Se está usando un detector de metales, por el momento, se han encontrado cinco casquillos", confirmó la fiscal Guadalupe de Chavarría. Junto a esa evidencia, entre las piedras y bajo la sombra de unos árboles, estaban tendidos boca abajo los cadáveres de Felipa Audelia Barillas Ayala de Murcia, de 45 años; su hermana Marlene del Carmen Barillas de Quijada, de 38; y Tomás Antonio Gómez Baldizón, de 40.
Felipa Audelia era, desde hace más de una década, la directora del centro escolar. Tan amigable como rígida, dicen los alumnos. Según una ordenanza municipal que reguló la comercialización de bebidas alcohólicas en San Pablo Tacachico, publicada en un Diario Oficial del 2005, también fue segunda regidora municipal por el partido ARENA. El lunes por la tarde dictó su última lección: "La profe que nos da lenguaje no llegó, así que ella nos dio la clase", dijo Nelson, un estudiante de séptimo grado.
Ella y su hermana Marlene del Carmen acostubraban a viajar en el vehículo sedán verde, propiedad de Tomás Antonio, el profesor de inglés e informática. "Como a las seis yo me fui al puente a esperar un amigo, entonces, pasó el carrito, pero no ví a nadie porque era vidrios polarizados. Martín venía como a 200 metros y él sí vio cuando cruzó hacia el potrero", relata William, alumno de octavo grado.
Desde el centro escolar El Ángel, rodeado de casas humildes, hay unos 400 metros hasta la carretera asfaltada que conduce a San Pablo Tacachico, el municipio de residencia de las tres víctimas. Pero lejos de regresar a sus casas, el vehículo se desvió hacia otro maltrecho camino, cruzó una planicie semidesértica que en algún tiempo fue cañal, se estacionó cerca de una hondonada y recorrieron a pie 300 metros más. "Creemos que fueron persuadidos u obligados a caminar hasta la zona (la quebrada)", dijo el comisionado Jaime Granados Umaña, jefe de la zona central de la Policía.
La búsqueda
Preocupados por la llegada del anocher y por la falta de noticias de los maestros, los familiares denunciaron a la Policía la desaparición, entre las 6:00 y las 6:30 de la tarde. Casi dos horas más tarde, los indicios ya apuntaban a que las víctimas estaban en algún lugar de las 2 mil 452 manzanas que conformaban la hacienda. "Como a las 8:30 encendí la luz de la calle porque pasaban y pasaban los carros, entonces me di cuenta que era la Policía la que andaba buscando aquí y en la otra entrada del caserío Las Arenas", recuerda una vendedora, quien pidió no ser identificada.

Friday, April 09, 2010

Los rezadores autorizados

Para huir de ese calor infernal de verano entré a la iglesia de San Antonio del Monte, Sonsonate. Mi mirada navegaba por la pared blanca -con un mural del santo ascendiendo al cielo-, por las velas, por las flores, por las imágenes de Jesús martirizado, cuando la señora gorda, sonriente, de vestido verde, se acercó a una familia sentada unos metros adelante.
Ella cantaba, ella rezaba y los otros respondían. Al final guardó su rosario, extendió su mano y recibió unos billetes verdes. Luego se acercó a mi madre y sus acompañantes: ¿Vamos a orar?, ¿Es por acción de gracia?, ¿Es para bendición de la familia?. Mi madre asintió con la cabeza.
La señora sacó su rosario, se colocó un pequeño carnet blanco sobre el pecho, y comenzó de nuevo: Ella cantaba, ella rezaba y mi familia respondía. En la otra fila de bancas, el hombre de cabello canoso, moreno, de apariencia humilde, terminaba la oración respectiva y recibía de los devotos dos dólares. Salió de la iglesia y sobre su pecho ví el mismo carné que llevaba la señora sonriente: Rezador autorizado. Ellos siguieron con las plegarias, mientras que yo y la impaciente Emely regresamos al calor infernal del verano...

Thursday, March 18, 2010

Éxodo de madrugada II

Pensaba que fue ayer, pero fue hoy. Dos de la madrugada. Noche sin estrellas, tibia, efímera e irresponsablemente féliz. Ella incomodando la magia del momento, él mirando sin decir nada y tu amigo naufrando en un río de fragancias que huelen a tí: a rosas, a exquisito veneno. Pensaba que era hoy, pero en realidad es desde ayer. El río ya es un océano...

Monday, March 15, 2010

La canción inacabada de Hikmet

La primera vez que me topé con las seis letras de su apellido fue una tarde de sábado. La cita de uno de sus poemas se convirtió en un oasis en esos minutos de calor, en esa desesperación por las pausas para encontrar el auxilio necesario del diccionario.
"I will take to the grave only the sorrow of an unfinished song". A Nazim Hikmet lo parafraseó Ernesto, "el Ché", Guevara, en una carta que dirigió a su familia un día de julio, en la antesala de la revolución cubana. A Ernesto Guevara lo citó Jon Lee Anderson en el libro "A Revolucionary Life". A Jon Lee debo agradecer la pista que me llevó a este poeta turco.
Consigna su biografía que también fue dramaturgo, exiliado por sus ideas comunistas y que es uno de los escritores turcos más conocidos en occidente. Yo debo decir que me costó memorizar su apellido, y que la primera frase de uno de sus poemas fue como el anzuelo para degustar ese gerber de fantasía -por supuesto, sin la necesidad del diccionario- que me llevó hasta algún lugar de este mísero planeta. Juzgue su "nostalgia"...

Cien años han pasado sin ver tu cara
enlazar tu cintura
detenerme en tus ojos
preguntar a tu clarividencia
acercarme al calor de tu vientre.
Hace cien años que en una ciudad
una mujer me espera.
Estábamos en la misma rama, en la misma rama.
Caímos de la misma rama, nos separamos.
Cien años nos separan
cien años de camino.
Hace cien años que en la penumbra
corro detrás de ella.

Thursday, March 11, 2010

Perla: "Saquiro me buscó un testaferro"

Mi computador siempre ha estado rodeado del caos: Un folder desteñido por aquí, una decena de libretas ennegrecidas por allá, tarjetas de presentación y una pirámide de hojas en blanco. Hoy desordené las cosas de otra manera y, en ese intento, encontré una libreta con apuntes del juicio contra el ex presidente de ANDA, Carlos Perla.
Las citas datan del 22 de marzo del 2007, cuando el ex funcionario todavía no había sido condenado a 15 años de cárcel por corrupción. Ese día, hastiado de los reproches fiscales por las dávidas, Perla me dijo un dato revelador que ni se investigó ni se publicó. Aquí desempolvo algunas frases:
"Saquiro (empresa que comercializa vehículos) me regalaron una camioneta y ellos buscaron el testaferro, eso no es mi problema".
"Claro que he hablado con Joaquín Alviz, le hablé para reclamarle..."
"Nunca sospeché de Mario Orellana, sino lo hubiera quitado..."
"Mañana lo va oir (corrupción de otros funcionarios), mañana van a rodar cabezas..."
"Toda la movida que plantea la Fiscalía es de Orellana..."


Friday, March 05, 2010

Dolor de padre

Dice Nicolás Jacinto Martínez que ya estaba rendido de buscar a su hijo por los cerros, los matorrales, las quebradas y las veredas aledañas al cantón Las Crucitas, en Panchimalco. "Yo estaba esperanzado que él anduviera lejos, que tal vez volvía, pero no fue posible". Mientras él habla con los ojos llorosos, el rostro fatigado y esa sensación de espíritu destrozado, personal de la Policía cava en una ladera, al lado de un cerco de la finca Los Ángeles, donde fue localizado el cadáver de Roberto Carlos Jacinto Ramos, un estudiante de segundo año de bachillerato que desapareció el viernes.
Jacinto Ramos tenía 19 años y vendía pan. Ese viernes se levantó a las cuatro de la mañana y después de repartir el producto en el cantón Los Troncones -hasta $25 diarios-, se fue a clases al complejo educativo San Isidro, donde cursaba segundo año de bachillerato general. A las seis de la tarde regresó a su casa, se quitó la guayabera del uniforme y se fue a la procesión del vía crucis. Ya no regresó.
Entrada la noche, su padre y su hermana le llamaron insistentemente al celular, pero no contestó. Lo buscaron en las veredas, en los hospitales, en la Policía. "Venía con la esperanza de verlo a la orilla del camino, pero no fue así", dice su padre. Él cadáver fue encontrado cerca de su casa, a unos 300 metros, en una propiedad privada. Estaba semienterrado -medio metro de profundidad, según un policía que custodiaba la escena-, cubierto con ojas secas.
La perseverancia del padre encontró a su hijo. Era la tercera vez que Nicolás pasaba por ese cerro cubierto de zacate y mozotes. "Me subí en el cerco y me tiré un brinco. Ahí localicé un entierro y como yo había perdido a mi hijo pensé que él era y empecé a tocarlo y ya está bien flojita la tierra". La Policía llegó al lugar a las cuatro de la tarde del miércoles, pero Fiscalía y Medicina Legal realizaron el reconocimiento del cadáver hasta ayer.
Nicolás reconoció a su hijo por el pantalón del uniforme, esa prenda que hoy le representa una aspiración rota. "Él estudiaba y su idea era seguir su carrera, así soñaba, pero no fue posible". Roberto Carlos deja en la orfandad a una niña de cinco meses.

Thursday, March 04, 2010

Éxodo de madrugada

¿Cómo explicarte esa palabra que antecede al viaje de las golondrinas negras?. Lo pienso. Lo intento y no puedo. Brindemos. Hablemos. Volvamos a brindar por la arbitrariedad de esta noche medieval, por el tiempo sin tiempo de tu conversación.
¿Nos vamos?. Sí, pero primero déjame respirar un pedazo de tu sonrisa. ¿Aquí?. No, allá. En ese tramo de carretera desconocida, en esa sucursal de infierno y cielo. ¿Nos vamos?. Sí, pero primero finge ser la reina, la voz del secreto que huele a pecado. ¿Tenías que regresar temprano? Es la media noche. Hablemos. Brindemos. Regresemos al punto donde creemos que inició esta locura.
Es cierto, tú me interesas más que el fútbol. ¿Otra conincidencia?. Tu canción también es mi canción: "Un rato cada día te engañaría con cualquiera, te cambiaría con cualquiera. Ni tan arrepentido ni encantado de haberme conocido lo confieso, tu que tanto has besado, tu que tanto me has enseñado...".

Sunday, February 21, 2010

El principio del fin

Todavía hueles a melocotón y a pasado cercano.
Es como sí tu espíritu regateara en la ventana,
en ese pedazo de noche que vio tus ojos de vidrio lloroso,
el helado,
los libros,
los pétalos muertos de la rosa amarilla y los poemas que parecían ser el bálsamo para las grietas que el desamor siembra en la vida.
Todavía hueles a cerveza y fatalismo.
Es de noche, pero ya no es sábado.
Y ya no sonríes.
En el rincón de tu refugio dejo uno de mis libros preferidos para que -al menos, en las letras- no haya soledad ni frío solo tu sonrisa cómplice y la muletilla por las experiencias triviales de la primera vez.
Ahora,
a las nueve de la noche,
todavía suenas a canciones de nueva trova,
a frases de Silvio,
a palabras de despedida lejana,
nunca dichas, nunca escuchadas...

Tuesday, January 26, 2010

Coincidiendo con el detective salvaje

-¿Lo sientes?- dijo.
-¿Qué?
-Mi corazón, pendejo, ¿no lo sientes latir?
Con la yema de los dedos exploré la superficie que se me ofrecía...