Fue un encuentro frívolo, obligado, inevitable. Andy entró a la sala de audiencia sin parafernalia y sin mirar a su jefe. Tomó el micrófono y balbuceó su nombre, mirando hacia su costado izquierdo -donde estaban los jueces-; nunca hacia el lado derecho -donde un delgaducho anciano, Julio Villatoro, soportaba reproches de estafa y defraudación-.
Andy comenzó a trabajar en la corredora Operaciones Bursátiles de Centroamérica desde 1993. Iba al banco, visitaba clientes, depositaba dinero, cambiaba cheques... hasta que un día la empresa quebró repentinamente y lo llevó a declarar contra su antiguo patrono. Todavía se le ve el nerviosismo del silencio en la cara.
- ¿Quién le emitía los cheques?, le preguntó el fiscal Arturo Magaña.
Andy se llevó las manos al rostro, pasaron varios minutos de silencio y respondió con tres letras: OBC.
Villatoro no solo le dio cheques, también le hizo firmar un libro. Esos documentos eran la escritura de constitución de dos empresas de fachada -Inversiones Rápidas y Exchange Investments-. "Sinceramente no sabía que había firmado, me dí cuenta por los medios que era accionista de esas empresas".
- ¿Ha sido socio fundador?, le preguntó el fiscal.
No
- ¿Pertenece a Exchange Investments?
No
- ¿Ha devengado salarios de esas empresas?
No
- ¿Ha sido convocado a reunión de accionistas?
No... y el monosílabo se siguió repitiendo. Al fiscal le pareció positiva tanta respuesta negativa. Andy siguió respondiendo y, al terminar, se fue sin mirar ni saludar a su ex jefe...
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