Él viste una camisa manga larga, oscura con delgadas rayas blancas. Pantalón gris oscuro, zapatos y calcetines negros. Vivía en la aldea La Montaña, en Guatemala. Es moreno, flaco, de voz chillona que sus palabras casi son gritos cuando se acerca al micrófono.
-No tenemos problemas de audición, le aclara una jueza.
-Perdón señoría.
Y sigue hablando, declarando, reiterando su inocencia. Es Carlos Alberto Gutiérrez Arévalo, procesado por el crimen de tres diputados salvadoreños del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) y su motorista, el 19 de febrero de 2007. El Ministerio Público asegura que ese día, desde el telefóno 55276421, se comunicó varias veces con el ex diputado Manuel Castillo Medrano, Vanner Adílcar Morales, Mario Javier y Waldemar Lemus Escobar, supuestos integrantes de una banda de narcotraficantes que operaba en Jalpatagua.
"Todas las llamadas que aparecen a ese número yo no las voy a negar porque era mi número, no las voy a negar porque no le he hecho daño a nadie". Dice que las llamadas eran por motivos profesionales: con el ex diputado Castillo porque trabajó como técnico de la bancada Unión Nacional por la Esperanza (UNE) y con los hermanos Lemus Escobar porque les vendió un vehículo Mercedes Benz. Su autolote estaba en "un callejoncito", en la 13 calle de la Zona Uno.
Ese reduccionismo no convence al fiscal Edwin Marroquín. "Existe un fenómeno importante que durante enero o febrero las llamadas con estas personas de Jalpatagua son una o tres llamadas por día, pero el 19 de febrero de 2007 son múltiples llamadas telfónicas, por ejemplo a las 9:05, 9:08, 9:15, 10:15, 10:35, 11:40 y así... se nota que la comunicación es más constante". Esa constacia, dice el fiscal, era por el crimen de los diputados.
Gutiérrez Arévalo estaba identificado en la agenda telefónica del diputado Castillo como "Montaña 3". Él realizó llamadas a El Salvador, pero de nuevo justifica: era para contactar a una artista, Karlita Rico, para que participara en un jaripeo para las fiestas en su aldea.
-¿Estuvo en El Salvador?
-Sí, en Ahuachapán.
Aclara, empero, que su visita fue al hospital de esa ciudad porque su esposa dio a luz en ese nosocomio. El fiscal, de nuevo, promete botar esa coartada: alega que en los próximos días presentará testigos que lo comprometen con el delito. Eso tal vez sea en un futuro porque hoy "Montaña 3" no se salió del libreto: lo que para uno son indicios de su participación en el crimen, para él se reduce a cuestiones de trabajo. Terminó de declarar, lo volvieron a esposar y regresó a su celda, a un costado de la sala.
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