Me lo dijo en Guatemala una periodista de Prensa Libre. Primero fue como una aclaración, luego como un comentario sarcástico por la reiteración del error en varios medios de comunicación de El Salvador. "Manolillo" no es igual que "Manolito". Para bien o para mal, la prensa local siguió llamando "Manolillo" al ex diputado independiente Manuel Castillo Medrano, un alias que -no acorde con la realidad- sonaba extraño para los periodistas del vecino país.
La primera vez que ví a Castillo Medrano habían varias grabadoras y cámaras acechándolo. Fue en agosto del 2007, a la salida del Parlamento guatemalteco, cuando él reiteraba su compromiso en la lucha contra la corrupción -recién había votado a favor de la Comisión Internacional contra la Impunidad (CICIG)-, pero los periodistas estaban más interesados en preguntarle por qué llamó telefónicamente a un policía, Jeiner Ercides Barillas, procesado por el crimen de tres diputados salvadoreños del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) y su motorista.
La segunda vez que ví a Castillo Medrano ya no era diputado, pero las cámaras y las grabadoras seguían acechándolo. Fue en agosto del 2008. Estaba esposado, con un casco negro, un chaleco antibalas y rodeado de policías. Un fiscal guatemalteco lo acusaba de ser el autor intelectual del asesinato de Eduardo D'Aubuisson, William Pichinte y Ramón González, legisladores regionales por el partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
Mañana veré a Castillo Medrano por tercera vez. El hombre que intentó crear un banco, que formó su propio movimiento político para ganar una alcaldía y que, entre sus lujos, hasta le compró un vehículo al cantante Luis Miguel será enjuiciado por asesinato y, de nuevo, habrá varias grabadoras y cámaras acechándolo. Mañana, es casi seguro, que aquella periodista que vive en un apartamento de la zona dos me recordará que "Manolillo" no es "Manolito"...
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