Friday, July 09, 2010

Ventana 406

Al fondo del local 406 está una silla grande en un espacio chiquito. Hay una ventana y algo que arbitrariamente me gusta llamar confesionario. Mi madre le llama oficina. Una nueva oficina, después del éxodo de Santa Elena. Decir que ese desórden de papeles, ese teléfono negro desnutrido y ese estante en espera de libros es mi oficina me parece un exceso. Prefiero, arbitrariamente, llamarla refugio atómico, escondite inglés, desorden que no se desvive por el orden. En fin, se trata de un espacio similar al que ha consumido mis últimos siete años laborales, la diferencia -por ahora- es la ventana. Esa ventana desde donde se puede mirar una parte de la Zona Rosa y que me recuerda una rola de los Fabulosos Cadillacs: Desde mi ventana veo el sol salir, el tiempo ha pasado como un rayo y yo sigo estando aquí, no tan lejos como donde estuve ayer...