Sunday, February 21, 2010

El principio del fin

Todavía hueles a melocotón y a pasado cercano.
Es como sí tu espíritu regateara en la ventana,
en ese pedazo de noche que vio tus ojos de vidrio lloroso,
el helado,
los libros,
los pétalos muertos de la rosa amarilla y los poemas que parecían ser el bálsamo para las grietas que el desamor siembra en la vida.
Todavía hueles a cerveza y fatalismo.
Es de noche, pero ya no es sábado.
Y ya no sonríes.
En el rincón de tu refugio dejo uno de mis libros preferidos para que -al menos, en las letras- no haya soledad ni frío solo tu sonrisa cómplice y la muletilla por las experiencias triviales de la primera vez.
Ahora,
a las nueve de la noche,
todavía suenas a canciones de nueva trova,
a frases de Silvio,
a palabras de despedida lejana,
nunca dichas, nunca escuchadas...